Las películas de Disney son aquellas
que todos recordamos como parte de nuestra infancia, como algo entrañable que
incluso en la edad adulta nos gusta recordar, revivir y volver a ver. Pero este
artículo busca ir más allá, dejar la mera observación de la película para hacer
un análisis en profundidad de los valores que subyacen a estas películas. Es
bastante sorprendente ya que siempre hemos tenido una visión del mundo Disney
muy diferente a la realidad que este artículo nos presenta.
Al igual que todas las empresas,
Disney ha ido cambiando con el paso del tiempo, según el momento que vivía la
sociedad, por lo que sus valores estaban determinados en función de la
situación actual. No hay que olvidar que a fin de cuentas Disney no es más que
otra gran empresa, que tiene como objetivo fundamental obtener grandes
beneficios económicos.
En consecuencia, si en esa época lo
que se vendía era la imagen de una familia feliz, con su madre haciéndose cargo
de las labores domésticas, mientras que el padre era el encargado de salir a
trabajar para ganarse el jornal y mantener así su familia, pues era así como
Disney a través de sus personajes trasladaba dicha imagen, creando por tanto
estereotipos. Por tanto, si echamos la mirada hacia atrás nos daremos cuenta
del machismo y el sexismo que las películas de Disney transmitían hasta
entonces.
Ligado a lo anterior, es cierto que
la idea de la princesa que necesita ser rescatada y el príncipe fuerte que
lucha con todo lo que se le ponga por delante para conseguirla, está desfasada.
En la actualidad, esta gran compañía sigue reinventándose y creciendo, ahora
adaptándose a la cultura del siglo XXI. Un ejemplo de ello son las películas de
“Tiana y el sapo” y “Brave”.
Desde mi punto de vista, los cuentos
y las películas son un recurso importante a la hora de la enseñanza, la
cuestión es cómo debemos utilizarlos y para qué.
En mi opinión, pienso que debemos
formar niños y niñas con criterio propio y que no se dejan guiar por todos
estos estereotipos que suceden tanto en estas películas, como en nuestro día a
día en la vida. Esto es así, ya que son realmente los padres los que educan a
sus hijos. Además como maestras, debemos observar qué películas ponemos en el
aula ya que no queremos crear una sociedad diferenciadora.
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